JOAQUÍN SOROLLA BASTIDA (1863-1923)
Nació en Valencia en 1863 y cuando apenas tenía dos años de edad, sus padres fallecieron debido a la epidemia del cólera. Junto con su hermana Eugenia, son acogidos por sus tíos. Estos quienes son cerrajeros intentan, sin éxito inculcarle en el oficio.
Ya en los primeros años, el futuro artista muestra una pasión innata por el arte, la pintura y el dibujo y empieza a formarse en la Escuela de Artesanos de Valencia, donde empieza a destacar en la pintura de imágenes realistas. Con quince años pasa a estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes, donde sigue perfeccionando el realismo, influenciado por artistas como Rafael Monleón, pintor de marinas también valenciano.
Al acabar su formación académica, Sorolla conoce al pintor Ignacio Pinazo quien le descubre una nueva forma de tratar la luz en los dibujos, tendencia que había conocido en un viaje a Italia. Este es el primer contacto de Sorolla con el IMPRESIONISMO, este estilo marcará gran parte de sus obras a lo largo de su vida.
Al mismo tiempo, Sorolla comienza a enviar sus obras a concursos provinciales y exposiciones nacionales de bellas artes, donde destaca su participación en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1881, donde presentó tres cuadros de marinas valencianas y que pasaron desapercibidas al no encajar con el estilo de pintura del momento, con temas históricos y dramáticos.
«Aquí, para darse a conocer y ganar medallas hay que hacer
muertos».
El ambiente artístico de esta época en Valencia no se adaptaba a las inquietudes del joven pintor, quien sin embargo se pliega a sus demandas para poder salir adelante. En 1884, la Diputación Provincial de Valencia convocó un concurso de pintura premiado con una beca para estudiar en Roma. El tema del concurso fue la Guerra de la Independiencia de 1808. Sorolla se presenta con su obra Le crit del palleter (El grito del Palleter) obra oscura y melodramática hecha expresamente para esta exposición, finalmente Sorolla recibe la beca.
"Le crit del palleter" (1884)
Durante su viaje a Italia, Sorolla conoce el arte clásico y las obras de los grandes pintores renacentistas como Miguel Ángel o Leonardo de Vinci. Pero su interés no se limita a los clásicos, también se interesa con los trabajos de Mariano Fortuny, quien será una fuerte influencia en sus posteriores obras. En esta etapa en Italia desarrolla la pincelada larga y fuerte que caracterizará su obra en los siguientes años. La presencia de la luz seguirá ganando importancia en sus lienzos.
Moro con naranja, 1887
En 1885 viaja desde Italia a París, ciudad donde conoce de cerca la pintura impresionista y en la que adquiere una nueva conciencia social que se verá representada en muchas de sus futuras obras. También empieza a tomar contacto con las vanguardias europeas, destacando las obras de John Singer Sargent o Giovanni Boldini.
En busca de un estilo propio: la realidad social
En 1889, Sorolla finaliza su etapa de becas y regresa a España, en compañía de la que ya es su mujer Clotilde García del Castillo. Empieza su época de consolidación: el artista persigue encontrar su propio estilo, que empieza ya a aparecer en sus obras. En sus obras se combina el reflejo del instante y la luz, característica del impresionismo, con sus aportaciones personales, como la pincelada larga y los tonos oscuros. El pintor también busca reflejar temas sociales y realistas, lo que “choca” con el impresionismo que triunfaba en el resto de Europa. Un buen ejemplo es su obra “La otra Margarita”, cuadro que representa a una mujer que es llevada a prisión en un vagón de tren. El ambiente dramático del lienzo se ve acentuado por el uso de la luz y las expresiones de los personajes.
“La otra Margarita” (1892)
En los años siguientes Sorolla va ganando reconocimiento, con obras como “¡Y aún dicen que el pescado es caro!” o “La vuelta de la pesca”, ambos de 1894. Con estos trabajos Sorolla consigue lograr el reflejo de la luz que había perseguido y que aplicará en sus obras futuras. A la vez Sorolla alcanza el éxito y obtiene el premio francés: la Medalla de Segunda Clase en el Salón de París de 1895.
“¡Y aún dicen que el pescado es caro!” (1894).
En 1889, el pintor junto a su familia se instalaron en Madrid, donde en apenas cinco años alcanzó un alto status como pintor. En 1894 vuelve a viajar a París, desarrollando un estilo pictórico conocido como “luminismo”. También en estos años Valencia le nombró hijo predilecto y le dieron su nombre a una calle. Tras muchos viajes por Europa, celebró una exposición en París con más de medio millón de obras, dándole esto un reconocimiento a nivel internacional, conociéndose sus obras en toda Europa y América.
Pinceladas y reflejos en el mar
Sorolla empieza a trabajar como retratista, alcanzando un éxito considerable, llegando a pintar a algunas de los personajes más importantes tanto sociales, intelectuales y políticos del momento. Al mismo tiempo, el pintor y su familia pasan veranos en la costa de Jávea, donde Sorolla realiza numerosos paisajes, marinas y escenas en la playa, apareciendo bañistas, nadadores, niños en la orilla y barcos de pesca constante, dando lugar a obras como “El sol de la tarde”, de 1903. En esta época aparecen los cuadros más representativos del pintor, como “Chicos en la playa”, “El baño del caballo” o “Paseo a la orilla del mar”, todos pintados en 1909.
“El bote blanco” (1905)
“El baño del caballo” (1909)
La obra de su vida: Los paneles de la Hispanic Society
En 1911 Sorolla recibe por parte de La Hispanic Society de Nueva York la encarga de catorce paneles para decorar una de las salas de su sede (la biblioteca). El pintor asume la tarea con entusiasmo y realiza una serie de pinturas, donde se reflejan escenas que transcurren en distintas provincias españolas a las que dedicará todo el esfuerzo de sus últimos años. En esta época se traslada a vivir a Huelva y por fin en 1919 anuncia que ha terminado su último cuadro. Un año después Sorolla sufre un derrame cerebral que no le permite viajar a Nueva York donde iba a inaugurar su obra. Este hecho hace imposible la entrega de los paneles y el cobro del trabajo.
Al terminar los cuadros de la Hispanic Society, trabajó como profesor en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. En 1920, mientras pintaba en el jardín de su casa, sufrió una hemiplejia que le impidió seguir pintando.
Murió tres años después, en agosto de 1923 en su residencia de verano en Cercedilla.
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